Basada en el bestseller de Kevin Kwan del mismo nombre y dirigida por Jon M. Chu, Crazy Rich Asians es una entretenida y suntuosa historia.
Rachel Chu (Constance Wu) es la carismática protagonista de la comedia romántica más taquillera de esta década. Esta profesora de economía de NYU, que tiene los pies muy puestos sobre la tierra, se entera de que su novio de un año no solo es rico sino muy rico; Nick Young (Henry Golding) es parte de la élite de Singapur y, puesto que va a heredar el imperio familiar, se espera de él que se case con la mujer correcta… Rachel no es el tipo de mujer con el que su familia espera verlo.
Criada en Estados Unidos e hija de una inmigrante china, Rachel tendrá que enfrentarse, en medio de viajes en jet, islas privadas y fiestas en yates, a choques culturales, no solo porque no es billonaria, sino porque al venir de Estados Unidos habrá quienes consideren que ella no es lo suficientemente asiática. Una de esas personas es su intimidante suegra, Eleanor Young (Michelle Yeoh), una compleja mujer de miradas penetrantes y pocas palabras que en manos de otra actriz habría sido una simple villana, pero que acá se convierte en una antagonista con matices que nos permiten comprenderla al mismo tiempo que estamos en desacuerdo con ella.
Basada en el bestseller de Kevin Kwan del mismo nombre (primera en una trilogía de libros sobre Nick y Rachel) y dirigida por Jon M. Chu, Crazy Rich Asians es una entretenida y suntuosa historia de amor, familia e identidad, que además tiene una importancia cultural especial porque es la primera película centrada en asiáticos- americanos desde The Joy Luck Club (1993). Recomendada para quienes quieren reír, llorar y antojarse de viajar a Singapur y experimentar su comida callejera y opulencia.