El estrés ayuda a sobrevivir. El exceso ayuda a malvivir. Eso es claro. Expertos explican qué es exactamente lo que ocurre en el organismo, cómo manejarlo y cómo escaparse.
Sistema nervioso
En una situación de estrés, el sistema nervioso indica al resto de los órganos cómo reaccionar.
Envía señales a las glándulas adrenales (encima de los riñones) para que liberen adrenalina y cortisol.
Estas hormonas hacen que el corazón bombee más rápido y que la frecuencia respiratoria y el metabolismo se aceleren.
Los niveles de glucosa aumentan para proporcionar la energía necesaria para actuar.
Sistema músculo esquelético
Bajo estrés los músculos se tensan como defensa ante posibles lesiones. En episodios constantes no logran relajarse por completo y esto desencadena dolores de cabeza, espalda o cuello.
Sistema inmune
En una respuesta inmediata de estrés, este sistema se estimula para proteger al cuerpo de cualquier infección o prepararlo para curar heridas. Pero, a largo plazo, los niveles elevados de cortisol interfieren en la adecuada respuesta ante patógenos. Por eso, las personas con estrés crónico son más vulnerables y se les retrasa el proceso de recuperación de las enfermedades.
Sistema respiratorio
La respiración se acelera ante la necesidad de más oxígeno, pero si existen problemas como el asma, el estrés puede dificultar la respiración.
Corazón y sistema cardiovascular
El ritmo cardíaco y la presión aumentan para llevar más oxígeno al cerebro y al corazón y responder de forma rápida. Episodios frecuentes aumentan el riesgo de hipertensión e inflamación de arterias coronarias.
Sistema digestivo
Se aumenta o disminuye el apetito. Más alimentos, alcohol o tabaco pueden, entre otras, generar acidez y reflujo.
Piel
El estrés agrava problemas como el acné, psoriasis o eccema.
Sistema reproductor
Mujeres
Los niveles altos de estrés están asociados a la ausencia de menstruación o ciclos irregulares.
Hombres
A largo plazo el estrés puede reducir la producción de testosterona y de esperma.
¿Cómo manejarlo?
1. Identificar la causa
Identificar la causa es lo primero. Luego es importante aprender a ser asertivo y poner límites a las responsabilidades que se adquieren.
2. Tener hábitos saludables
En lugar de refugiarse en el alcohol, el abuso de medicamentos o la comida rápida, lo mejor es elegir el ejercicio y el consumo de alimentos saludables.
3. Relajarse
Cada quien encuentra el método más adecuado: yoga, meditación o técnicas de respiración. Estos contrarrestan las tensiones, pero también permiten la concentración en una sola actividad y aumentan la capacidad de
estar sereno bajo presión.
4. Hablar
Expresar las emociones a un familiar o alguien cercano o buscar ayuda profesional permite liberar las tensiones.
Estrés bueno vs. estrés malo
La respuesta ante el estrés, conocida como mecanismo de ‘lucha o huida’, es rápida en situaciones de emergencia, como cuando un conductor evita un accidente. Pero el estrés no siempre es una reacción a algo puntual o inmediato.
Algunas situaciones a largo plazo, como una ruptura amorosa, inconformidad con el trabajo o el estudio, o relaciones familiares tensas, pueden producir estrés de baja intensidad pero prolongado. Entonces el cuerpo trabaja sin descanso, se debilita el sistema inmunológico y aparecen la irritabilidad, el cansancio y el agotamiento general.